Wildspitz
El Wildspitz lo elabora la Kaeserei Vogel ubicada en Steinerberg (Suiza central), pero lo madura Caroline Hosstetler, una afamada “affineur” Suiza.
Es un queso de estilo alpino pero con una característica que lo hace especial, puesto que el queso se elabora con el 95% leche cruda de vaca, el 5% de leche cruda de cabra. La mayoría de los quesos de estilo alpino se hacen sólo con leche de vaca, ya que las vacas se defienden mejor de las inclemencias del tiempo en los Alpes.
Tiene una corteza rústica de color dorado y en su interior una pasta lisa, de color amarillo claro con escasos ojos.
Se comercializa en forma de ruedas con las caras planas con un diámetro de 25,4 cm. y un peso de 4,54 kg. Madura de 3 a 5 semanas, su sabor se torna más picante con el aumento de la madurez.
Es ideal para personas que gustan del Gruyère, pero tal vez quieran probar algo nuevo. Mantiene gran parte de las cualidades que la gente ama en un queso suizo, su sabor a nuez, su equilibrio entre dulce y salado, pero con un toque añadido de sabor a setas y pastos alpinos.
A primera vista, e incluso en el primer bocado, el Wildspitz parece un queso más suizo, sin nada que lo diferencie del resto, pero en el segundo bocado empieza a calentarse en la boca, el sabor se construye hacia la parte posterior de la lengua y se hace más firme, entonces nos revela sabores que hasta entonces estaba ocultos, notas amaderadas y a espiga que saben deliciosas, además el queso se vuelve tan suave como la seda y la mantequilla en la boca.
Sin duda el Wildspitz es un gran queso, que reafirma mi amor por los quesos alpinos, es un placer.
Marida bien con casi cualquier vino, yo aconsejo un vino blanco de la zona o cerveza negra y tal vez algunas almendras saladas o anacardos.