Wilde Weide
Este delicioso queso lo realizan Roos y Jan van Schie en su granja del siglo 18 en una pequeña isla en un lago al sur de Holanda, conocida como la Zwanburgerpolder, en la que sólo se puede llegar en barco. La finca ha sido de la familia de Jan desde hace más de 125 años, él y Roos fabrican este queso hace 25 años. Tienen alrededor de 50 vacas Montbelliard, que son un espectáculo inusual en Holanda, ya que se utilizan tradicionalmente en la producción de quesos de los Alpes, como el Comté, en Francia y Suiza. Jan se ocupa de las vacas, mientras que Roos hace el queso, y juntos producen sólo una docena de quesos que suman un total de 13 kilogramos por día.
El Wilde Weide («pradera salvaje») pertenece a la categoría de los quesos neerlandeses conocidos como Boerenkaas o (quesos artesanos de granja) tipo Gouda.
En comparación con un Gouda que tiene un año de maduración, el Wilde Weide, tiene 15 meses eso le hace claramente mejor. Estos tres meses dan una diferencia enorme. Desarrolla mucho más los sabores de caramelo y de whisky, junto a notas de hierba y un toque de sal que sugiere el aire del mar.
El interior de Wilde Weide es del color de la miel clara, con muchos pequeños puntos de color blanco nacarado que indican la presencia de cristales de caseína dispersos por toda la pasta. La pasta es firme, aunque frágil, y me gusta usar un cuchillo de queso parmesano contundente para romperla en trozos.
Posee un flagrante maravilloso y dulce aroma de caramelo de mantequilla típico de los Goudas curados, pero el Wilde Weide es más sutil. Es difícil decir si este tipo de queso es más sabroso que dulce. Llena la boca de una masa nítida, pero sin la empalagosa dulzura de algunos Goudas.
Servido con pan y encurtidos o en una tabla de quesos. Podemos rallar los quesos más viejos para hacer sopa de queso o platos gratinados.