Tomme Chèvre Brebis Ondua
Este queso lo elabora la quesería Onetik. En 1978, para hacer frente al aumento de la producción de leche en el País Vasco, se crearon tres pequeñas unidades de transformación: SICA Esna (Macaye), Baiguramendi (Irissary) y Baigorry. En 1982, estas tres entidades se unieron para formar una cooperativa llamada Berria, con el fin de optimizar la recogida de leche. Al año siguiente se inauguró Onetik, la quesería de Macaye. Una instalación técnicamente impecable y que permite utilizar todos los conocimientos tradicionales.
La quesería se encuentra en Macaye, un pequeño pueblo del País Vasco en los Pirineos. Desde hace 30 años, Onetik recoge la leche de la cooperativa de Berria y de sus productores y la transforma en auténticos y sabrosos quesos, fruto de un verdadero saber ancestral.
En la actualidad, Onetik recoge leche de más de 135 productores de leche de oveja, 72 productores de leche de vaca y 6 productores de leche de cabra en la región de los Pirineos, es decir, un total de más de 33 millones de litros de leche. Algunas de las explotaciones están en zonas remotas, pero Onetik trabaja para salvaguardar el agro-pastoreo manteniendo la recogida de leche en ellas.
El Tomme Chèvre Brebis Ondua es un queso artesano de pasta prensada sin cocer, elaborado con leche entera pasteurizada de cabra y oveja en proporciones iguales. Este queso pertenece a la gama Ondua, que se caracteriza por sus largos tiempos de maduración, pensada exclusivamente para los amantes de los quesos con personalidad.
Este Tomme revela su equilibrio en primer lugar por su textura, quebradiza y mantecosa, y por la sutil alianza de las dos leches que revelan sabores intrigantes: un ataque de brioche se desvanece para dar paso a aromas tostados más marcados, más persistentes, despertados por las notas salinas que emanan de los cristales.
Es muy importante explicar al consumidor que la presencia de cristales de tirosina en los quesos madurados no es un defecto sino que puede llegar a considerarse como un indicador de calidad de una maduración prolongada. Los cristales no solo agregan crujido extra al queso; También indican que el queso tendrá un sabor sustancioso y complejo.
Madurado durante más de 10 meses, su fina pasta blanca en boca, equilibrada y ligeramente salada, va a la perfección con miel, membrillo o fruta. Para disfrutar en lonchas finas, como aperitivo y como postre.
Te aconsejamos acompañarlo con un vino espumoso como el Blanquette de Limoux o un Champagne Brut Nature.