St. Gall
Este queso irlandés está elaborado por la Fermoy Natural Cheese Company usando la leche de su propio rebaño de vacas Friesians.
En Fermoy, Frank Shinnick y su esposa Gudrun, que tienen sus raíces en Suiza, han desarrollado una gran gama de quesos de granja, entre los que se incluye este St. Gall queso curado de leche cruda de vaca. Las técnicas de elaboración de este queso tiene todas las características de un fino queso suizo; la cuajada se calienta en tinas de cobre y se corta muy fina, después se prensa, se baña con salmuera, y se pone a madurar durante cinco o seis meses sobre tablones de madera, untados con una solución de salmuera.
Lleva el nombre del monasterio de St. Gallen, cerca de Appenzell, y tiene todas las características de un buen queso suizo. Tiene una corteza dura lavada, de un color dorado intenso, un aroma picante, y una pasta de color amarillo suave y profundo con pequeños agujeros que salpican la consistencia cremosa. Los sabores dulces a leche se redondean con notas tostadas, casi a galletas, y una acidez fresca y especiada para terminar que perdura en boca. El queso se comercializa en forma de gran rueda (recuerda a un queso de los Alpes) de 30 cm. de diámetro, por 10 cm. alto con un peso de 4,8 kg. El St. Gall no necesita adornos, sólo una copa de vino tinto decente. En la cocina se funde bien para el rarebit galés, (un plato con una salsa salada hecha con una mezcla de queso y varios otros ingredientes servida caliente sobre una tostada) mezclado con cebollas o tomates picados.