Somni de Bauma
Este queso es una creación de Formatges Bauma una quesería que elabora quesos de forma artesanal. Desde 1980 Formatges Bauma ha sido pionera en la recuperación de quesos y derivados lácteos de Cataluña, especializándose en los quesos de leche de cabra, pero haciendo también algunos de leche de oveja, como el Bauma Pasta Láctica o este Somni de Bauma de leche de búfala. Durante muchos años la quesería estaba operada por Toni Chueca, pero éste se ha jubilado y ha pasado a manos de David Blanco y Carles Soler. Actualmente David Blanco ha tomado la responsabilidad de la elaboración de los quesos.
La quesería está en fase de traslado de ubicación, actualmente se encuentra en Borredà en la Comarca del Berguedà, pero queda muy lejos de donde tienen sus rebaños tanto Soler como Blanco por lo que la trasladaran unos 75 quilómetros más al sur, concretamente al municipio de Seva (Osona) donde tiene su finca y su rebaño Blanco y también muy cerca de donde tiene el suyo Soler, por lo que podrán disponer de leche fresca ya que prácticamente está en el mismo obrador.
El Somni de Bauma (Sueño de Bauma) es un queso azul de leche pasteurizada de Búfala. Es importante destacar que Bauma tiene un rebaño propio de búfalas, que David importo de Italia (posiblemente sea la única quesería del país con este tipo de rebaño propio).
Las búfalas y vacas son animales con características similares, sin embargo, no son la misma especie; en este sentido, se destaca que la leche de búfala tiene un sabor peculiar, levemente endulzado y color muy blanco, debido a la ausencia de caroteno en la grasa, es un excelente suplemento de proteína, vitamina, sales minerales y otros valiosos nutrientes así como las calorías y es que al compararla con la vacuna, la de búfala presenta mayor valor energético.
El Somni de Bauma tiene un interior tierno y húmedo, y un exterior sin corteza con una envoltura de aluminio. El color de la pasta de este queso es blanco con pequeñas aberturas y un veteado irregular de color gris azulado con líneas visibles dejadas por los agujeros de las agujas que se usaron para abrir canales de aire y así permitir que proliferen las vetas y manchas de penicillium, que proporcionan al queso el característico picor en la punta de la lengua típico de los quesos azules, aunque el sabor es más suave en las partes de la pasta sin moho, por lo que el contraste en boca está especialmente bien equilibrado, dando como resultado global un queso de una cremosidad espectacular, con un sabor franco y sabroso, aunque puede presentar un ligero amargor, no es ni demasiado picante ni demasiado intenso y con la sal justa.
Su maduración mínima es de 2 meses, pero cuando está en su punto óptimo es entre los dos y tres meses, a partir de este momento se vuelve más húmedo y cremoso, ganando intensidad y potencia de sabor.
Como siempre, es aconsejable llevar el queso a la temperatura ambiente antes de disfrutar para obtener toda la gama de sabores que nos puede ofrecer este queso.
Cuando está en su punto óptimo es excelente para untar sobre rebanadas de pan o para gratinar sobre carnes y verduras, se recomienda su uso desmenuzado en ensaladas o mezclado en platos de vegetales frescos, en los que la cremosidad del queso contrastará magníficamente. O bien solo, acompañado con frutas frescas (peras o manzanas) o productos incluso más dulces como mermeladas o miel. Es perfecto para preparar cualquier variante de salsa de queso azul. El emparejamiento tradicional del queso azul es un buen vino dulce de postre, yo lo hice con un Lyric Solera de uvas Merlot, del Penedès y resulto una combinación espectacular.