Sauvage
Este queso es una de las últimas creaciones de Pere Pujol propietario de Productes Làctics Molí de Ger. El Molí de Ger es un núcleo agregado dentro del municipio de Ger, a una altitud de 1.135 metros, situado a la solana de la Cerdaña a unos 200 metros de la ribera del río Segre.
El Molí de Ger es una casa de payes que como el topónimo indica se desarrolló históricamente la actividad de moler harina con molas de piedra aprovechando la fuerza hidráulica de una derivación del río Segre, a principios del siglo XX la introducción de las redes eléctricas, con el abaratamiento de la energía convencional, hizo desaparecer la mayor parte de los molinos. Esta actividad siempre se combinó con la agricultura y la ganadería y es esta última la que ha pervivido hasta nuestros días generación tras generación. Actualmente la empresa familiar Molí de Ger se centra en el sector de producción de leche vacuna de la raza frisona. El hecho de ser productores lecheros les han hecho apostar por convertirse en transformadores de leche directamente de la propia explotación pudiendo controlar así de primera mano la calidad de la leche cruda, en un entorno y un clima óptimos para el desarrollo de la actividad quesera.
El Sauvage es un queso artesano que se obtiene por coagulación enzimática con leche cruda de vaca de la misma explotación ganadera. Su corteza (comestible) es de color anaranjado y ligeramente pegajosa, motivado por sus lavados (en salmuera). En su interior la pasta de color marfil, con ojos pequeños es esponjosa y firme al tacto.
Sus notas olfativas son muy intensas con aromas que nos pueden recordar desde las verduras hervidas, como la coliflor y el bróquil, a alcachofas, hasta aromas más animales como el del mismo establo.
Su textura es elástica y muy fundente en boca. Sus matices gustativos son menos intensos que su olor. El Sauvage es un queso que a medida que evoluciona y pasan los días se vuelve mucho más salvaje y animal.
El queso se comercializa con forma cuadrada de cantos romos y con un peso de unos 800 gr.
Para degustar toda la riqueza de sabores se recomienda el consumo a temperatura ambiente, una vez atemperado disfruté de este queso con un buen pan crujiente acompañado de frutos secos (almendras, nueces) y frutas frescas, como fresas. En cocina lo podemos usar para enriquecer sopas y para espesar salsas, y por supuesto en una tabla de quesos. Yo lo acompañé con una fresca cerveza artesana de la Cerdanya, posiblemente un vino blanco fresco de notas frutales, también sería adecuado, para este queso.