Saint Christoph
El Saint Christoph es una elaboración de la casa Lustenberger & Dürst y la marca LeSuperbe en Suiza.
¿Qué hace que el queso suizo sea tan especial? Su origen: naturaleza virgen, enclavada en el paisaje de las colinas alpinas, con ricos suelos y pastos, donde el clima y los ritmos de la naturaleza definen el día a día.
Este es el hogar de agricultores y queseros, con valores tradicionales arraigados profundamente en la naturaleza. Su jornada comienza antes del amanecer con el esmerado cuidado de sus vacas, asegurándose de que sólo comen las mejores hierbas. Su pasión es producir leche tradicional suiza para la fabricación artesanal del queso, con el único apoyo de los dones de la naturaleza. Siguiendo los dictados de la naturaleza, inspirados en las tradiciones artesanales locales de la elaboración de quesos que utilizan leche fresca de vacas alimentadas con heno y pastos, estos agricultores y queseros preservan el secreto original y genuino del arte de la elaboración del queso.
Estos son los valores que quieren compartir con el mundo, el mensaje de los fundadores Maurice Lustenberger y Niklaus Dürst, quienes buscaron, reunieron y compartieron los secretos de la original y auténtica tradición del curado del queso, permitiendo así el desarrollo de sus exclusivos productos. Cada queso es una única y agradable experiencia de sabor: el olor de la leche caliente de la abuela, el aroma de finos cristales de sal que se derriten en la boca, las notas de nuez moscada, la vainilla y la miel especiada- sabemos cómo mimar los sentidos.
El Saint Christoph (San Cristóbal) tradicionalmente artesanal se produce con leche pasteurizada de vaca.
Presenta una corteza untuosa dorada rojiza, que protege en su interior una pasta de textura semi-blanda, cremosa, color marfil con pocos o ningún ojos.
Como el sol del amanecer, el Saint Christoph infunde alegría y ligereza al alma. Una delicada seducción capaz de hacer entrar en calor a todos los corazones.
Cuando los primeros rayos del sol iluminan el cielo matinal, los pastores disfrutan de la calidez y frescor del nuevo día. Este frescor natural otorga a la leche una increíble nota cremosa, casi aterciopelada.
Gracias a la elaboración artesanal tradicional se consigue un queso tierno increíblemente aromático con una corteza dorada rojiza, toda una tentación con un sabor fresco e intenso marcado por las notas de nuez moscada, nata fresca o yogur.
El queso se comercializa en forma de ruedas planas con un diámetro de 25 – 26 cm y 4 cm de altura, con un peso aprox. De 2 – 2,5 kg.
Es importante consumir el queso a temperatura ambiente, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Una vez llevado a la temperatura adecuada, la forma de consumo tradicional es solo, con una rebanada de pan. También puede disfrutar de este magnífico queso en aperitivos, desayunos y tablas de quesos, funde muy bien por lo que es muy adecuado para hacer una típica fondue. Pruébelo con una cerveza fuerte, como Alhambra Baltic Porter o Fuller’s London Porter, por cierto: las cervezas de lúpulo y más bien amargas combinan con la mayoría de los quesos alpinos.