Rocassot
Queso de leche cruda de oveja, elaborado por Jordi Ferré en su quesería Ca de Tunica ubicada en el románico pueblo de Barruera, en el Valle de Boí, muy cerca del maravilloso entorno del Parque Nacional de Aigües Tortes.
Elabora de manera artesanal, con leche cruda de oveja, tres variedades de queso según su maduración: «Serrat de Gelada«, «Serrat de Roies», y este «Rocassot».
La quesería dispone de una zona de degustación y venta donde podrá ver cómo maduran los quesos al ritmo tranquilo de los Pirineos.
El Rocassot es un queso de elaboración artesanal, de coagulación enzimática, se utiliza cuajo de origen animal. El prensado es manual, es decir, no se usa prensa hidráulica.
Es un queso estacional que se elabora tan solo de otoño a primavera, respetando el ciclo natural de cría de las ovejas, que al mismo tiempo es cuando los pastos tienen la más alta concentración de los aromas y sabores que lo identifican: tomillo, romero y salvia. Solo se utiliza leche fresca, se emplean cuajos naturales y la leche se utiliza cruda a una temperatura controlada para no perder ninguna de sus cualidades alimenticias y mantener su sabor único. No se utiliza ningún tipo de producto químico ni en su elaboración ni en su conservación para mantener intactas las propiedades de la leche. Con una curación de entre 6 y 7 meses, el resultado es un queso con una pasta de un atractivo tono amarillo paja, salpicada pequeños ojos. En el exterior presenta una corteza del color de la piedra gris, liberando un ligero olor a musgo. Esta corteza durante su maduración, se ha cepillado y se le han aplicando friegas de agua salada, unas 5-6 veces para no dejar que crezcan los mohos.
Es un queso de pasta mantecosa de aroma y sabor muy genuinos a leche fresca y hierbas aromáticas con un ligero toque a setas y frutos secos, dejando un posgusto intenso en el paladar.
El queso se comercializa en forma de grandes ruedas de unos 5,5 a 7 kg de peso.
La palabra “rocassot” es una expresión usada en el valle de Boí que hace referencia a un pequeño montículo, camino o paraje lleno de rocas. Los quesos de oveja artesanales como este, son la respuesta de hoy en día, recuperando el gusto por lo auténtico y tradicional al comprar queso de oveja artesanal, potenciando las zonas productoras con quesos de oveja de mayor calidad, abarcando un mercado menor debido a que el coste de hacer queso artesanal es más alto que en el industrial. Es importante consumir el queso a temperatura ambiente, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Una vez llevado a la temperatura adecuada, disfruté de este queso con un buen pan crujiente, con frutas y nueces y maridado con vinos blancos como el Costers del Segre EKAM.