Provolone del Monaco
El nombre «Provolone del Monaco» se remonta a tiempos pretéritos y está estrechamente vinculado al modo en que se transportaba antaño este queso para su venta en el mercado de Nápoles; de manera más precisa, esta denominación se origina en la época en que los productores de queso del área alrededor de las montañas de Lattari, decidieron elaborar principalmente productos curados, acuciados por la necesidad de comerciar con la vecina ciudad de Nápoles. Dado que las comunicaciones resultaban difíciles, la vía más apropiada para llegar a esa ciudad era el mar: un viaje largo y fatigoso que se iniciaba en plena noche. Los quesos se cargaban en embarcaciones de remo y los campesinos, convertidos en improvisados comerciantes, solían cubrirse con amplios mantos parecidos a los de los monjes para protegerse de la humedad del mar y de la noche. En Nápoles, la gente que trabajaba en el mercado situado junto al puerto dio en llamar «monaco» (monje) a quien transportaba el queso, de suerte que este acabó siendo conocido como «Provolone del Monaco». Desde entonces, ese es el nombre que recibe la denominación, ya que reúne los elementos vinculados a la tradición y al territorio que permiten obtener el reconocimiento.
El Provolone del Monaco es un queso semiduro de pasta hilada, curado, elaborado exclusivamente con leche cruda de vacas criadas en la zona de Agerola y otros municipios cercanos. El queso tiene una curación al menos de seis meses durante los cuales desarrolla una corteza fina de color amarillento y tonos ligeramente oscuros, casi lisa, con someras marcas longitudinales producidas por las ligaduras de rafia utilizadas para colgar los quesos de dos en dos, que crean en el producto al menos seis caras, en su interior hay una pasta de color crema y tonos amarillentos, elástica, compacta, uniforme y sin grietas, suave y con ojos típicos, los denominados «ojos de perdiz», de diámetro variable (hasta 5 mm, pudiendo alcanzar en ocasiones 12 mm), que son más abundantes hacia el centro de la masa. El sabor es dulce a mantequilla, con un ligero y agradable gusto picante.
Los ambientes en los que se lleva a cabo la curación y la prolongada duración de esta confieren al queso un sabor intenso. Al cabo de siete u ocho meses el «provolone» tiende a adquirir un color amarillento, la corteza engrosa y se vuelve más picante, y la pasta presenta un aspecto más consistente sin perder su suavidad ni mostrar grietas.
Se comercializa con forma de melón ligeramente alargado o de pera y un peso comprendido entre 2,5 y 8 kg.
Este queso tiene la DOP Europea.
Ideal para ser disfrutado solo, con un poco de miel de castaño se convierte en un placer para el paladar!.