Picodon
Tenemos poca información sobre el origen de este pequeño queso de carácter, verdaderamente típico de la Drôme y Ardèche. Las primeras noticias que sabemos de este queso se remontan al siglo XIV. El poeta Ronsard lo menciona en el castillo de Tournon dos siglos más tarde. Aparece en documentos del siglo XVIII como forma de pago de impuestos en especie.
Existe un dicho de Diois, que dice: «Un beso sin barba no tiene más sabor que un Picodon sin sal». Hasta 1937, un tren conectaba Dieulefit y Montelimar y era llamado «el Picodon» transportaba quesos hacia los mercados en el valle del Ródano. Todos los veranos, se le dedica una fiesta desde hace más de cuarenta años en el pueblo de Saoû, en la Drôme. Su nombre proviene de “picaoudou”, palabra de la antigua lengua d’Oc que significa «especiado» o «picante». Está elaborado exclusivamente con leche cruda de cabras de las razas Saanen blancas y Alpinas chamoisées, que tuvieron que adaptarse a este clima muy particular, árido y caliente. El Picodon tiene el aspecto de una pequeña pastilla redonda irregular, de tan sólo 60 g. La corteza es delgada y puede contener algunos mohos que van del blanco al amarillo pálido, o incluso moteada de azul. Su pasta es blanca o amarilla, de textura homogénea y fina, jamás fluente. El corte con cuchillo debe ser limpio y seco. El sabor es franco y típico, muy característico del queso de cabra, con notas de avellana y sotobosque. Elaborado al modo de Dieulefit, el Picodon es madurado durante más de un mes y lavado regularmente. Su sabor es más fuerte, un poco picante, y con una textura más seca o incluso quebradiza. Su primo más cercano, por su sabor pronunciado, es el Crottin de Chavignol muy seco. El queso se beneficia de una AOC desde 1983, y D.O.P. a nivel europeo desde el 21 de Junio del 1996. Si tiene sólo tres semanas de maduración, manténgalo en un lugar templado para que siga creciendo y desarrollándose. Si ya está seco, guárdelo diez días, preferentemente en el frigorífico. Saboree el Picodon natural o acompañado simplemente con un chorrito de aceite de oliva y unas anchoas. Un Côtes du Rhône bien fresco es perfecto: las variedades Garnacha y Syrah, con notas de frutos rojos y de bayas negras, maridan armoniosamente con un Picodon, una mezcla llena de vitalidad. Pero usted también puede disfrutarlo con un vino de su zona: el Châtillon-en-Diois tinto con un Picodon joven, un Crozes-Hermitage blanco con un queso más curado. Estos son valores seguros.
Fuente: Fromages – Dominique Bouchait