Palmita
Venezuela produce una gran variedad de quesos frescos que se elaboran de modo artesanal por toda su geografía. Son sinónimo de la cultura, los recuerdos y las tradiciones locales, ideales para combinarse con una amplia gama de los alimentos típicos de la gastronomía venezolana.
Fue de Europa que llegó el ganado vacuno, ovino y caprino, que se aclimató rápidamente a tierras venezolanas, creándose manufacturas lecheras, uno de cuyos productos más apetecidos desde tiempos coloniales fue el queso. Existen registros de consumo de queso en Venezuela desde el siglo XVI (aproximadamente en el año 1523). Los más comunes para la época eran los de cincho (o queso duro), mano, Siquire y de cartera en los Valles del Tuy, a los que se fueron uniendo otras variedades para rallar de los llanos venezolanos.
Mayoritariamente los quesos venezolanos están elaborados con leche cruda lo que les dota de ese sabor especial que luego es difícil de replicar en otros países con medidas sanitarias restrictivas. Los quesos venezolanos son frescos, ya que durante el proceso de elaboración no se suelen madurar y son preparados en procedimientos simples a partir de la cuajada. la mayoría de manera artesanal de diferentes formas, texturas y sabores.
Su condición suave y fresca los hace únicos, se han venido fabricando y perfeccionando en el tiempo a partir de recetas tradicionales y la diversidad de lugares donde se cría ganado en el país, que además vendrían a ser de distintas razas y pasturas, lo que permite tener diferentes tipos de leches, base de los quesos.
El queso Palmita nace en la región de Perija, según algunos a finales del siglo 19 o comienzos del 20. Es un queso bajo en grasa y sal, de textura firme estando entre el de matera y el semiduro, con un sabor único que lo diferencia de los otros al igual que la característica de poseer huecos grandes y numerosos, según algunos estudiosos producto de la emisión de gas carbónico generado por los coliformes del cuajo durante la fermentación.
Se fabrica en grandes recipientes circulares donde son mezclados los ingredientes durante dos o tres días, hasta que este se haya asentado, pasando luego a contenedores por espacio de 10 días hasta la coagulación, o sea el endurecimiento. Según los comensales es un queso de tendencia acida, blanca, que chilla en los dientes al estar fresco y que puede inclusive soltar suero al morderlo y debe ser consumido en pocos días después de su preparación. Es el más popular en la región y al salir de esta se le llamó Palmizulia, que en principio fue una marca pero que luego se generalizó para diferenciarlo de otros con similares características que son hechos usando técnica similar en otros estados.
Conocido como “queso chillón” porque al morderlo suena, una máxima dice: “Si no chilla no es Palmita sino de matera”.
Es un buen acompañante, va con todo, pero ideal para consumirlo con arepas, plátanos o también por si solo con pan y, se puede utilizar en la preparación de muchos sándwiches y ensaladas. Se combina bien con un vino blanco, rosado o una cerveza.