Ene 18, 2021

Mièja Mièja

Leche: Cabra, oveja
Tipo: Pasta semi-dura, corteza lavada
Denominación de Origen: No
Materia grasa: 50%
Maduración: De 4 a 8 semanas
Aspereza: Media
Vino: Château Floris (D.O. Madiran)
País de origen: Francia
Región: Aveyron (Occitania)

Este es un queso extremadamente raro con un nombre inusual: mièja mèija (o mèdja mèdja, según quién lo deletree). La palabra significa «mitad mitad» en occitano, el idioma que una vez se habló en todo el sur de Francia, en partes del norte de Italia y en el noreste de España. El catalán, que se habla en la comunidad autónoma de Cataluña en España, se considera un pariente cercano del occitano en realidad son dos lenguas romances muy cercanas. Todavía hay hablantes de los diversos dialectos del occitano (el provenzal es uno de ellos) en toda Francia.
El Mièja Mièja lo elabora Jesús El Bitar y su esposa Anne, en su Fromagerie Fromabon ubicada en La Cavalerie un pueblo fortificado, que se encuentra muy cerca del impresionante viaducto de Millau. El viaducto, construido entre diciembre de 2001 y diciembre de 2004, se integra perfectamente en el paisaje.
Como su nombre indica, el queso se elabora con leche cruda de cabras (60%) y ovejas (40%) que pastan en las mesetas del Larzac en el Parque Natural Regional des Grandes Causses, a unos 800 metros de altitud, en el departamento francés de Aveyron, al este de Toulouse. La zona es muy bonita, pero también extremadamente árida y azotada por el viento. Las formaciones de piedra caliza blanca sobresalen de la vegetación matorral como extrañas esculturas. Las ovejas y cabras se resguardan en los establos durante los meses de invierno ya que el clima puede ser muy duro, pero en los meses más cálidos, el pastoreo es perfecto para ovejas y cabras.
Solo hay cuatro ganaderos criadores de cabras y cuatro de ovejas de las que el quesero Jesús utiliza su leche para hacer el Mièja Mièja.
Se trata de un queso semiduro de corteza lavada, crudo sin prensar ni cocer, tiene una hermosa corteza florecida natural de color grisáceo con un aspecto rústico, ligeramente picado de manchas blancas de moho, que se desarrolla a medida que envejece durante cuatro a ocho semanas. En su pasta de color amarillo pálido destacan a la perfección los aromas sutiles de avellanas secas, heno y mantequilla, con ligeras notas lechosas de lanolina, y sabores salados de hierbas y terrosos de setas que aparecen al masticarlo. Al corte la pasta presenta una textura firme y cerrada con pequeños ojos ocasionales. La corteza ofrece una leve terrosidad que afecta tanto al aroma como al sabor del queso.
Es importante consumir el queso a temperatura ambiente, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Una vez llevado a la temperatura adecuada, es excelente para disfrutarlo como aperitivo o con pan y ensaladas o acompañado de frutas frescas, pero también merece un lugar destacado en una tabla de quesos al final de una buena comida. Funde tan bien que se puede usar en cocina: para enriquecer sopas, o para calentar sobre verduras y patatas cocidas. Nada mejor que acompañarlo con un vino tinto afrutado, como un Madiran o un Vin de Pays.

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