Middlebury Blue
Hannah Sessions y Greg Bernhardt hacen este delicioso queso en su pequeña granja familiar Blue Ledge Farm, en Leicester, Salisbury, Vermont. Por lo general, ellos solo elaboran quesos de leche de cabra, pero cuando no es temporada de la leche de cabra, tienen tiempo para diversificar un poco y elaborar este queso azul con leche cruda de vacas Ayrshire de una granja vecina.
Madura de 2 a 3 meses durante los cuales desarrolla una corteza florecida natural que esconde en su interior una pasta suave y cremosa, húmeda y ligeramente desmenuzable, más firme con una textura casi quebradiza cerca de la corteza, con vetas de color azul intenso en toda la pasta. En sabor comienza con leves notas a hierbas y frutas, que con el paso del tiempo se torna complejo, con un buen equilibrio de salado y dulce, un poco amargo, con recuerdos de corral, caramelo y notas de heno húmedo, cerca de la corteza contrasta muy bien con el interior lechoso, cremoso y el leve toque picante y salado. A pesar de la abundante presencia de vetas de moho azulado, el sabor del Middlebury Blue es en realidad bastante sutil, haciendo de este un queso azul muy accesible a todos los paladares.
La Blue Ledge Farm elabora varios quesos además de este: el Dunmore es un queso artesano blando y suave de leche de cabra. El Camembrie, un queso de leche de vaca, como su nombre indica es una mezcla de Brie y Camember. El Lake’s Edge, se trata de un queso madurado de leche pasteurizada de cabra, con una capa de ceniza bajo la corteza enmohecida, y una línea que cruza el queso por el centro. El Crottina un queso de leche de cabra envejecido durante tres semanas, la textura de este queso pasteurizado es aterciopelada y suave, con un exterior de moho blanco. La Luna es un queso semi blando de leche cruda de cabra. El Riley’s Coat es un queso semi duro de leche cruda de cabra, queso de corteza natural, de más de tres meses de curación. Además elaboran varios quesos frescos de leche de cabra y una crema de queso para untar, envasada en botes.
Se recomienda su uso desmenuzado en ensaladas o mezclado en platos de vegetales frescos, en los que la cremosidad del queso contrastará magníficamente. O bien, solo endulzado con frutas frescas (peras o manzanas) o mermeladas. Por supuesto será la estrella para acabar una tabla de quesos.