Le Crottin d’Antan
La cría de cabras ha sido una tradición en la zona. Las cabras al tener una alimentación menos exigente y rustica que otros animales, estas las cuidaban las mujeres de los viñadores, esta práctica se convirtió como habitual en la región, constituyéndose un ingreso extra gracias a la producción de leche y queso.
Fabricado por la quesería Poitou Chèvre, en La Mothe-Saint-Héray, en el departamento de Deux-Sèvres en la región francesa de Nueva Aquitania. Fabricado exclusivamente con leche fresca y pasteurizada de cabra, recogida en Poitou Charentes, este Crottin se moldea a mano en moldes individuales. A continuación, se deja escurrir y se traslada a las tradicionales bodegas de maduración, donde permanece durante un mínimo de quince días, el tiempo necesario para que él queso joven pueda desarrollar todos sus sabores. El Crottin presenta una impresionante corteza, ligeramente rugosa, formando lo que se conoce como “piel de sapo» (Geotrichum candidum), de color blanco-amarillento, que protege en su interior una pasta compacta y escamosa, de color blanco. Este queso varía mucho según su grado de madurez, comienza suave y fresco, muy cremoso y al madurar se transforma en un queso de textura dura y sabor picante, y robusto. En su punto óptimo de maduración, unas dos semanas, el queso tiene un sabor a nueces y leche algo ácido, con notas herbáceas, y recuerdos cítricos. Su olor recuerda a heno y corral. El pequeño tamaño del queso Crottin está ligado a su historia, la leche producida por las cabras no era suficiente para hacer quesos de gran tamaño, por lo que se optó por hacerlos en forma de pequeños tamboriles de; 5 cm de diámetro 3 cm de altura y un peso de 60g. Gracias a su tamaño es perfecto para llevar y disfrutarlo en un picnic solo, con ensaladas y sobre verduras frescas o cortado en rodajas y asado a la parrilla con tomillo y miel. Lo maridaremos con un Sauvignon Blanc.