El Boucanier es un queso de cabra ahumado con madera de haya originario de Provenza que fue creado por Sra. Isabelle Donneaud propietaria de la quesería del mismo nombre Ferme du Petit Jabron.
Después de años de trashumancia en los Alpes, la familia Donneaud se instala en 1984 en el valle de Jabron para desarrollar allí una ganadería de cabras comunes provenzales y producir un queso «fermier» de calidad. Hoy el rebaño tiene 230 cabras. La pequeña granja Jabron está en el límite de la Provenza y los Alpes, entre el lecho del río «Jabron» y la colina del Mont Gervis, a 4 Km. de Sisteron, ciudad histórica y guardiana del río Durance. Del Durance al Luberon, del Mont Ventoux a Sisteron, entre montañas y maravillas, el Valle de Jabron. Es la montaña de Giono, el país de los pastores, la lavanda, y los olivos… Un reino de silencio, una tierra de luces, y de estrellas… Un valle donde se recobra el gusto de vivir. El Boucanier es un queso de leche cruda de cabra ahumado con madera de haya, y aunque su paladar no pueda identificar el tipo de árbol con que se ahúma, no cabe duda que notará enseguida el hecho de que está ahumado y estoy seguro que desde el primer bocado le sorprenderá su sabor original, es el único queso de cabra ahumado que conozco, resulta altamente inusual y adictivo. De corteza fina que presenta ligeros mohos superficiales blancos o azulados. El Boucanier tiene una pasta blanca y lisa, de textura sedosa, fina y fundente. Los quesos son firmes en su estructura pero dan una deliciosa sensación pegajosa en la boca. Al igual que la mayoría de los quesos de cabra, se trata de un queso estacional, se produce solo en verano y otoño, período de disponibilidad de leche (el quesero respeta el ciclo natural de cría de las cabras). ¡Después de que las cabras hayan tenido sus crías y se tomen el descanso para el tiempo de gestación! El queso se comercializa en forma triangular de 140 g. Su nombre proviene del término «Buccaneer» (Bucanero en español) que designaba a un cazador de los bosques en Santo Domingo. Los bucaneros fueron, en principio, preparadores de carne asada de puerco o de res, animales salvajes que ellos cazaban y luego secaban la carne ahumándola en un fuego llamado «boucan». Más tarde se convirtieron en piratas, atacando a los españoles de Santo Domingo. Es importante comer este queso a temperatura ambiente para degustar mejor su riqueza de sabores. Ideal derretido sobre pan tostado o para incorporar caliente sobre ensaladas y verduras, o solo acompañado con frutas rojas. En sopas y salsas aporta un sabor nuevo e interesante. Como uno de los primeros quesos a servir en una tabla sin temor a equivocarnos, pues su nota ahumada pondrá un toque original. La combinación clásica para este queso sería un vino blanco de Bandol, pero también puedes probar un rosado de Provenza.