Juliette
Para un país intercalado entre las famosas naciones productoras de queso del mundo, Francia y los Países Bajos, la herencia láctea de Bélgica ha tenido históricamente un perfil relativamente bajo.
Pero esa imagen está cambiando, y uno de los motores de ese cambio es Kaasaffineurs Van Tricht, una quesería familiar y cueva de maduración de Amberes.
Igual que hicieron con el Kato, han diseñado por segunda vez un queso en colaboración con la quesería Karditsel, el Juliette.
Ambas ruedas son hermanas. Con sus suaves chaquetas de geotrichum similares, podrían incluso pasar por gemelas.
Kato, con sus mechones grises, está en el punto de mira desde hace tiempo. Juliette, la más joven, es como una verdadera pelirroja, la más picante de las dos.
Ambas damas están elaboradas con leche cruda de cabra ecológica por el dúo unido Giedo De Snijder y Frédéric Van Tricht. Juntos han creado estás dos bellezas.
Para Frédéric Van Tricht la tercera generación de la dinastía, Juliette tiene un significado adicional. “Queríamos hacer algo especial juntos para celebrar el 50 aniversario de la empresa el año pasado, por lo que desarrollamos este queso de cabra con corteza de achiote en homenaje a mi abuela, Juliette, quien también habría celebrado su cumpleaños número 100 el año pasado.
Al igual que los demás quesos de la quesería Karditsel, Juliette es un queso de cabra ecológico de leche cruda.
El Juliette es un queso de cabra cremoso coloreado con achiote alrededor de la corteza. Se trata de un colorante natural de color naranja que se obtiene de las semillas de Bixa orellana. En términos de sabor, el achiote puede describirse como terroso, almizclado y ligeramente picante. Es muy poco habitual utilizar este colorante en el queso de cabra, pero funciona. Merece la pena probarlo.
Es un queso para comer con cuchara, y dado el reducido número de cabras en el rebaño la producción es necesariamente limitada.
Trabajan principalmente con quesos de granja. Los quesos de granja se producen en una granja que utiliza solo leche cruda de su propio rebaño. Lamentablemente, la leche de cabra no está disponible en grandes cantidades durante todo el año porque las cabras tienen un ciclo de ordeño. En invierno dan poca leche. Incluso se secan durante uno o dos meses. Afortunadamente, en los meses soleados hay un pico de leche y se puede hacer mucho queso.
Su corteza enmohecida presenta un color rojo teja, que libera un ligero olor y agradable aroma láctico. En su interior encierra una pasta suave de color marfil y textura cerrada. En boca resulta mantecoso con un sabor ligeramente acido, de cabra y establo, pero sin llegar a ser demasiado fuerte, con toques de setas y un agradable aroma a tierra que le transfiere su sabrosa corteza.
Para degustar toda la riqueza de sabores se recomienda el consumo a temperatura ambiente.
Este queso combina perfectamente con frutas frescas, como fresas y con frutos secos (nueces), y con mermelada, acompañado de crujiente pan integral o en una tabla de quesos donde destacara por su singular apariencia y color. Funde muy bien, por lo que también, es ideal en ensaladas y sopas. Lo podemos maridar con una cerveza belga de alta fermentación, de tipo abadía.