Isle of Wight Blando
Seguramente te suene el nombre de la isla de Wight por su festival de música que a finales de los años sesenta marcó a toda una generación de jóvenes en Europa (quizás a ti también), pero estos menos de 350 kilómetros cuadrados de terreno son mucho más que un lugar en el que cantar y bailar. Esta pequeña isla en forma de diamante tiene playas doradas, bellos paisajes con verdes prados donde pastan los animales, pueblos pintorescos y edificios históricos. Todo esto y más es lo que nos trae bajo su regazo la Isla de Wight.
En este idílico entorno se encuentra la quesería “Isle of Wight Cheese Company”. Los propietarios Julie y Richard Hodgson empezaron a elaborar quesos en octubre de 2006. El objetivo era crear una variedad de quesos artesanales a pequeña escala, obteniendo gran parte de las materias primas de la propia Isla. Poco después comenzaron a ganar premios, y ahora toman casi cada gota de leche que los granjeros de aquí pueden suministrarles, convirtiendo la leche de la isla de Wight en quesos de alta calidad y asequibles. Quesos como el Isle of Wight Blue, un queso azul de leche cruda de vaca, que madura unas cuatro semanas, el “Gallybagger”, un queso tipo cheddar de leche cruda que tiene 4-5 meses de edad de promedio. O como este «Isle of Wight Blando». El Isle of Wight Blando es un queso madurado en superficie hecho con leche pasteurizada de vaca, elaborado por primera vez en 2006. Es un queso que podría encajar muy bien entre un Brie y un Camembert. Se vende entre 2-4 semanas de edad y tiene un máximo de 9 semanas de vida útil. Cuando es joven, este queso tiene una textura firme y compacta y un sabor láctico agudo. A medida que envejece la textura cambia a una pasta más suave con el sabor que se hace más familiar al gusto de Camembert. El Isle of Wight Blando presenta una corteza enmohecida blanca y esponjosa que es comestible y que tiene una apariencia áspera con un aroma mineral. En el interior la pasta de color marfil a amarillo pálido tiene una textura cremosa. Posee un agradable aroma herbáceo. Los sabores son ricos, con notas de setas frescas, piñones tostados y mantequilla, con un final que se derrite en su boca. Si todos los quesos es importante consumirlos a temperatura ambiente, en este es imprescindible, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Una vez llevado a la temperatura adecuada, resulta perfecto acompañado de pan tostado. Se degusta bien con todo tipo de ensaladas, con frutos secos tostados como almendras y avellanas, y frutas como los higos y las pasas. Marida muy bien con un vino blanco como un Chardonnay.