Hooper

Este queso lo elabora la Vermont Creamery en Websterville, una población ubicada en el condado de Washington en el estado estadounidense de Vermont.
Durante más de 30 años, la Vermont Creamery (fundada en 1984) ha tenido como objetivo lograr la máxima calidad en sus de quesos de cabra, cremas frescas y mantequillas para hacer que estos entren en las mesas norteamericanas. Allison Hooper y Bob Reese, cofundadores de la Vermont Creamery han compartido su historia de amor por el queso. Fue una de las primeras lecherías en presentar quesos de leche de cabra de estilo francés al mercado estadounidense. La Vermont Creamery todavía hoy sigue el camino que Bob y Allison tomaron hace años – la elaboración de productos lácteos artesanales al estilo europeo a través de un enlace vital con las granjas locales. La empresa cuenta con una red de más de 15 granjas familiares, que les proporcionan leche con los más altos estándares de pureza. Aun qué la Vermont Creamery ha ganado el reconocimiento mundial, ellos siguen teniendo como su mayor orgullo su contribución a la salud de la agricultura local. Después de todo, Allison aprendió en una granja familiar en Francia, que la calidad se origina en la fuente – con las personas que trabajan la tierra y que elaboran los quesos desde sus propias granjas.
Ahora, después de 40 años elaborando quesos galardonados, añaden Hooper a su gama de quesos de maduración blanda, un queso que cierra el círculo de su rica herencia. Elaborado en una forma única de rosquilla, Hooper es el primer queso de corteza lavada de Vermont Creamery, hecho con una mezcla de leche de vaca (para lograr cremosidad) y leche de cabra (para lograr un ligero sabor ácido).
La forma es tanto un guiño a Allison como una elección deliberada, inspirada en sus primeros días de quesera en Francia. La forma permite que el queso aproveche al máximo las proporciones de su corteza y ayuda a que madure de manera uniforme, garantizando una textura cremosa y un sabor rico y complejo.
La textura rugosa de la corteza, conocida como corteza de aspecto parecido al “cerebro” y en muchos otros lugares se la conoce como la corteza «inteligente«, por razones obvias, está formada por la levadura Geotrichum candidum.
Un lavado regular en salmuera hecha con sal gris (una sal marina francesa) ayuda a desarrollar un sabor salino equilibrado, un olor agradable y esa corteza anaranjada, un sello distintivo de los quesos de corteza lavada.
El queso madura de afuera hacia adentro. A medida que el moho cultivado que se utiliza para crear su corteza comienza a descomponer las proteínas de la pasta, se desarrolla una línea de crema pegajosa debajo de la corteza.
Para degustar toda la riqueza de sabores se recomienda el consumo a temperatura ambiente, llevado a este punto es perfecto servirlo con una tostada acompañado de mermeladas, confituras, miel, frutas: fruta fresca ácida, dulce, tales como uva, albaricoques, ciruelas o manzanas. Tanto por su forma como por su color pondrá una nota original en una tabla de quesos.
Este queso combina muy bien con vinos espumosos rosados (Champagne, Cava), o rosados elegantes y sutiles.