Fransje
Este queso lo elabora la quesería Mathilde’s Kaas, a menos de media hora de Utrecht, en la hermosa vegetación entre Haarzuilens y Kockengen, Mathilde hace estos deliciosos quesos.
En 2014, después de completar sus estudios en Ciencias de la Tierra, Mathilde decidió convertirse en quesera. ¿Su sueño? Hacer queso blando artesanal, siguiendo el método francés pero hecho en tierras holandesas. Para aprender los trucos del oficio, se marchó a los Pirineos franceses, donde fue aprendiz de Herman y Georg Van Koeveringe en la granja y quesería la Ferme de Rouze. De vuelta a los Países Bajos, empezó a trabajar en una importante tienda de quesos, donde conoció mejor el mundo del queso holandés. Ahora utiliza los conocimientos adquiridos a lo largo de los años sobre el desarrollo, la elaboración y la maduración del queso láctico en su propia quesería, donde elabora sus propios quesos al estilo tradicional francés con leche de la granja Lindenhoff.
El Fransje te recuerda a un queso de cabra fresco, pero en realidad es un queso de vaca. La leche pasteurizada y ecológica con la que se elabora el Fransje procede de vacas Blaarkop de Dirco te Voortwis en su granja Lindenhoff. Esta raza poco común da una leche particularmente rica, que confiere al queso un sabor muy completo y cremoso. El Fransje se elabora siguiendo los métodos tradicionales franceses y se moldea manualmente. Durante la maduración de entre 2 y 4 semanas, puede aparecer moho azul en la corteza, que aporta notas minerales y terrosas. Esto, combinado con el carácter fresco de la leche de las vacas Blaarkop, confiere al Fransje un sabor profundo y equilibrado.
No se añade deliberadamente ninguna hierba, manteniendo el sabor del queso lo más puro y cercano posible a su origen: leche ecológica de vacas Blaarkop.
El Fransje está cubierto con una corteza florida de color blanco que con el tiempo puede desarrollar algunas manchas azules. Posee una pasta blanca, homogénea y cremosa de ligero aroma láctico.
Para degustar toda la riqueza de sabores se recomienda el consumo a temperatura ambiente. Una vez alcanzada, saboréelo como aperitivo o como entrante, con una pequeña ensalada, caliéntelo sobre una rebanada de pan tostado, rociado con un fino hilo de miel de acacia (para quienes les gusta el dulce-salado). Este pequeño queso es ideal para las meriendas, sobre todo en otoño, con nueces u otros frutos secos.
Acompañe el Fransje con un vino tinto afrutado y ligero del Sur de Francia: un Côtes-du-Rhône, o un Côtes-du-Vivarais…