Flora
El Flora lo elabora Judy Schad de Capriole Goat Cheese, en Greenville, en Indiana, que es el Estado más pequeño del Medio Oeste.
Schad ha estado haciendo queso desde 1976, cuando ella y su esposo se mudaron con sus tres hijos pequeños de los suburbios a una granja en el sur de Indiana. Buscaron un estilo de vida sostenible, una vaca lechera y muchos jardines. Cuando revisaron el título de su nueva granja, descubrieron que había pertenecido al tatarabuelo del esposo de Judy, allá por el año 1870.
Las magníficas condiciones del suelo en las llanuras agrícolas junto con los ríos y riachuelos posibilitan una buena producción ganadera y una leche de alta calidad.
En la actualidad, Capriole produce alrededor de una docena de quesos de leche de cabra de muy diferentes estilos.
Este queso de leche de cabra es parecido a un Selles-sur-Cher del Valle del Loira en Francia, este pequeño disco de cabra tiene una capa de ceniza gris debajo de su corteza ondulada y florecida de geotrichum candidum. La ceniza reduce la acidez de la superficie, facilitando el crecimiento del moho geotrichum. Y es el geotrichum el que ayuda a madurar y ablandar el queso, fomentando la capa viscosa, o línea de crema, justo debajo de la corteza.
El Flora tiene una textura cremosa y un sabor delicado. Cuando es joven, el queso es ligero en sabor y textura.
Los sabores se intensifican y se vuelven más complejos a medida que el Flora madura en el transcurso de 7-10 días.
A medida que Flora madura, (su punto álgido es de 4 semanas) se desarrolla una textura que va de esponjosa y ligera a densa, cremosa y rica en sabor.
El Flora lleva el nombre de la abuela de la fundadora de Capriole, Judy Schad, una cocinera rural y jardinera que elaboraba quesos con la leche de las vacas lecheras de un vecino. Schad se encuentra entre el pequeño puñado de queseros en los Estados Unidos que estuvo a la vanguardia de la revolución del queso de granja, y ha contribuido enormemente a dar forma al futuro del movimiento.
El Flora se comercializa en forma de ruedas de 8 x 5 cm con un peso de unos 170 gr. Tiene un tamaño para compartir entre cuatro a seis personas, por lo que la mayoría de los compradores se quedaran con una rueda entera.
Es muy importante servir siempre todos los quesos a temperatura ambiente y en este concretamente es imprescindible, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Cuando el queso es joven puede servirse con pan y mermelada de bayas, funde muy bien, por lo que también, es ideal en ensaladas y sopas. Con versiones más maduras, opta por maridajes más fuertes como aceitunas, embutidos o chocolate negro. Para maridar este queso, elija un vino muy fino, potente, especiado y picante, como un Sauternes.