El Roble
Luis Javier Muñoz, un joven, hijo y nieto de queseros, que decidió volar por su cuenta acompañado de su mujer Noelia, creó Quesos Campollano, una empresa de Poblete (Ciudad Real) donde elabora una amplia gama de quesos. Quesos con chili, con pimentón, con trufa, con miel, con romero, con boletus edulis, con manteca, con aceite, con brandy, con vino, con cerveza, de leche de oveja o de cabra y con más o menos curación. Estos son todos los sabores y sus combinaciones las que dan como resultado algunos de los quesos más pintorescos del panorama quesero nacional.
Entre los productos más exitosos y demandados de Quesos Campollano, se encuentra su queso de oveja trufado El Roble. Es un queso de leche cruda de oveja, procedente de ganado que pasta en Castilla La Mancha de un cruce de Manchega con Lacaune.
El producto se elabora con las técnicas tradicionales de elaboración del Queso Manchego que se utilizaban ancestralmente. Se usa cuajo animal de cordero.
El queso se madura a temperatura y humedad controlada durante más de 6 meses. Cuando tiene la óptima maduración, se introduce en el interior con agujas, para que llegue al corazón del mismo, una mezcla de trufa negra (Tuber melanosporum) junto con Aceite de Oliva Virgen, luego se embadurna con manteca de cerdo, se envasa al vacío y se deja reposar en frío dos meses. Así, la trufa se integra en el interior dándole un aroma suave sobre la base de un queso bien curado de oveja con notas de manteca ibérica.
El resultado de todo este proceso es un queso que en la fase visual inicial se aprecia ya la Trufa, inmersa en un color amarillo paja, típico del queso manchego, y con tonos brillantes aceitosos.
Al olfato, el aporte aromático de la Trufa es inconfundible, intenso, fuerte, pero atractivo a la vez, no deja indiferente a nadie.
La textura de la pasta es suave muy homogénea, incluso mantecosa, el aceite la suaviza mucho.
El sabor es intenso pero no excesivo, trufa muy presente, el aceite de oliva Virgen Extra suaviza mucho y realza la trufa. Regusto muy bueno y duradero.
Es aconsejable consumir a temperatura ambiente para saborear toda su fragancia de matices.
Es perfecto para comer solo o acompañado con pan crujiente, en aperitivos, también en una tabla de quesos pone una nota de sabor distinta. En cocina, es increíble, rallado sobre carnes, patatas cocidas, o en platos de pasta, donde aporta unas cualidades indescriptibles.
Se adapta maravillosamente bien con vinos tintos de la tierra.
Fuentes consultadas y foto: Quesos Campollano y Ardai