Caprí Paprika
Desde Castilblanco de los Arroyos en su pequeña quesería ubicada a los pies de Sierra Morena se oyen los balidos de las cabras que le dan leche cada mañana, procedentes de una finca que dista tan solo unos metros de la suya. Es la prueba más evidente que esta química aventurera quiere controlar cada paso de los quesos que produce. María Orzáez, propietaria y fundadora de Postres y Lácteos Mare Nostrum mima todo el proceso con auténtica pasión, desde que al amanecer recibe los 80 litros de leche con los que trabaja cada día, hasta que antes de acostarse se asoma a su taller de lácteos, situado en el antiguo garaje de su chalet, para comprobar que la fermentación lleva el ritmo deseado. Allí cultiva las hierbas aromáticas con las que luego adereza algunas de sus piezas, conserva en naves refrigeradas la producción que ya está a punto de salir y recibe a los forasteros que acuden a este particular paraíso quesero a catar algunas de sus creaciones.
Mare Nostrum pone mucho interés por recuperar gustos y sensaciones de los sabores más auténticos. Apuesta decididamente por la calidad desde el origen, con una muy limitada producción y poniendo especial atención en todos los procesos de elaboración y afinado, lo que les convierte en un pequeño pero impecable taller de productos lácteos.
Elaboran con leche cruda, con razas autóctonas, con ganadería en pastoreo y utilizan exclusivamente fermentos procedentes de la propia leche. Este conocimiento les permite ofrecer una amplia selección de quesos exquisitos y realmente diferenciados.
La fama de su buen hacer ha llegado a hosteleros de toda España e incluso del extranjero y poco a poco se va ganando un sitio importante en las despensas más selectas.
El Caprí Paprika es un queso de leche cruda de cabra de raza florida sevillana autóctona, procedente de ganadería de pastoreo en extensivo de dehesa. Fermentos autóctonos. Pasta de color marfil, blanda y untosa, coagulación láctica.
Presenta una corteza natural enmohecida y tratada con pimentón dulce. De sabor intenso caprino y muy limpio. En boca es fundente, fino y untuoso. Recuerdos a almendra o avellana sin tostar, a plantas aromáticas y notas de yogurt y leche fresca. Final limpio y largo tanto si es joven como si lo dejamos madurar. Su formato es pequeño, de unos 200 gr de peso.
Si todos los quesos es importante consumirlos a temperatura ambiente, en este es imprescindible, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Una vez llevado a la temperatura adecuada, combinará perfectamente con frutas frescas, como fresas o puede servirse con tostadas con mermelada. Troceado en dados sobre una ensalada o fundido sobre patatas asadas. Dará color y prestancia a una tabla de quesos. Lo acompañaremos con vinos blancos ligeros y vinos espumosos o rosados.
Foto: Vila Viniteca