Butterbloom
El Butterbloom es un queso artesano elaborado por Briar Rose Creamery, una quesería artesanal con sede en Dundee, Oregón, Estados Unidos. Fue fundada por la maestra quesera Sarah Marcus en 2009. La quesería se ha destacado por producir quesos artesanales de alta calidad y ha ganado reconocimiento en la industria quesera por sus creaciones únicas y sabores distintivos.
Briar Rose Creamery se enfoca en la producción de quesos pequeños y artesanales, lo que significa que su enfoque está en la calidad y la atención al detalle en lugar de la producción a gran escala. Sus productos a menudo son elaborados a mano y pueden incluir una variedad de quesos frescos, blandos y maduros.
La quesería ha sido conocida por experimentar con ingredientes locales y técnicas tradicionales para crear quesos con sabores y perfiles únicos. Algunos de sus quesos pueden estar inspirados en recetas europeas clásicas, pero con un toque distintivo que refleja la creatividad de los productores y los ingredientes locales disponibles en Oregón.
El Butterbloom es un queso de leche pasteurizada de vaca Guernsey de corteza suave y florida. Es muy accesible, con una corteza blanca, delicada, fina y esponjosa. El Butterbloom tiene una textura aterciopelada cuando es joven y adquiere una textura cremosa al madurar. Su aroma es a frutas tropicales dulces y mantequilla. Sabe a suero de leche caliente, crema de maíz, papaya, setas, glaseado de crema de mantequilla y crema fresca.
El Butterbloom debe su textura cremosa a la leche extra rica de Guernsey, que contiene la mitad de grasa que la leche de Holstein. «Además, es muy dulce», dice Sarah Marcus, propietaria y quesera de Briar Rose. «Es como comer helado derretido». La quesera lo llama una «bomba de mantequilla» y eso lo describe bastante bien.
El Butterbloom puede parecerse a un Brie o un Camembert rechoncho, pero la receta de Marcus se aparta de esos clásicos, basándose en un cultivo diferente y más agitado. La cuajada se vierte a mano en sus formas y algunos empleados son más generosos, por lo que las ruedas varían en peso. Cuando llega el momento de su salazón externa, esta variación importa. Cada rueda debe pesarse para determinar la dosis precisa de sal, un grado de trabajo manual que nunca he oído describir a ningún otro quesero.
Este queso se comercializa en forma de ruedas planas.
Maduradas de dos a diez semanas, estas ruedas de 700 g son tan bonitas como deliciosas. Perfectas para picar, untar en tu bagel matutino o disfrutar con galletas de semillas, fruta fresca y carne en rodajas. Te encantará cómo este sutil queso complementa cualquier plato, realzando cada ingrediente. Marida especialmente bien con vinos espumosos frescos y secos, vinos blancos con bajo contenido de taninos, o tintos ligeros como el Pinot Noir.