Bruma
Queso elaborado por Formatges de l’Abadessa, es una marca de quesos artesanos creados en el Alt Urgell en 2015 pero inspirados en el Ripollès, elaborados cuidadosamente buscando en todo momento el orgullo por el producto bien hecho.
La quesera, Judit Carreira, forjada en las mejores queserías del Pirineo catalán, elabora los quesos escogiendo esmeradamente la leche de la más alta calidad del Pirineo, usando toda la experiencia que le dan más de veinte años en el sector.
La producción es limitada en su pequeña quesería situada en el núcleo medieval de La Seu d’Urgell, en pleno Pirineo.
Este queso de pasta blanda, cuajada mixta y corteza florida, se elabora con leche ecológica y pasteurizada de vacas de la raza parda suiza. Es suave, dulce y extremadamente cremoso. Adecuado para todos los paladares. La vaca parda suiza actual, en las comarcas pirenaicas, viene de la fusión entre la vaca autóctona catalana y bovinos de raza Parda Alpina procedentes de Suiza. Se utiliza en la producción de carne, a pesar de que su leche es de una gran calidad.
El Bruma (neblina) es un queso de textura blanda y fundente, resultado de una cuajada mixta más ácida que enzimática. Muy cremoso, licúa rápidamente, con que acontece muy sabroso.
Con forma de rueda pequeña. Tiene la corteza enmohecida y blanquecina, por el Penicilium candidum, y la pasta, de color marfil, tiene un aspecto húmedo y blando.
De sabor intenso, fruto de la combinación de los aromas lácticos, con un punto de sal equilibrado, que lo hace sabroso, y un ligero sabor ácido, que lo hace muy apetecible.
La corteza florida desprende aromas de humedad que nos recuerdan los champiñones. Una vez cortado, ofrece aromas lácteos de mantequilla fresca y sugestión ácida.
Este queso resultó ganador de una medalla de Oro en la última edición del Concurso de Quesos Artesanos del Pirineo de la Seu d’Urgell.
Es importante consumir el queso a temperatura ambiente, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Se consume solo como queso de mesa o acompañado con una rebanada de pan crujiente y frutos secos (almendras, nueces) o frutas frescas. Si no sois muy rápidos, acabaréis comiéndooslo a cucharadas. Si cuando os lo queráis comer ya está evolucionado, solo hay que cortarlo alrededor del perímetro de la corteza superior con un cuchillo de punta como si quitara una tapadera y accediendo al interior del queso que debería estar cremoso, casi líquido, una vez abierto es importante remover la pasta para que todas las partes, tanto la que está junto a la corteza como la del centro se mezclen bien, así lograremos una pasta homogénea perfecta para untar con pan. Conserve la corteza superior del queso para mejor conservación.
Para el maridaje nos dejamos aconsejar por Toni Gerez chef del Restaurante Castell de Peralada, que nos recomienda un vino blanco tranquilo y fresco de Alella.
Fuente consultada: Ramón Roset