Blokje Gewassen Korst
Este queso lo elabora la Kaasmakerij Catharinadal, una quesería que se encuentra donde vivieron las hermanas franciscanas durante siglos. La familia Boonen vive y trabaja en esta granja histórica, cerca del centro de Hamont-Achel en la región de Flandes al norte de Bélgica, y muy próximo de la frontera con Holanda.
Los hermanos Bert y Peter Boonen, comenzaron a hacer mantequilla y queso con la leche de sus vacas en 1990. Un poco más tarde, añadieron el queso de hierbas y el yogur, y ahora venden unos 210 productos lácteos caseros, incluyendo el ahora mundialmente famoso queso de moho azul «Grevenbroecker». En 2009, este queso ganó el «Premio Caseus» en Lyon, considerado el campeonato mundial de quesos. El producto básico más importante de Catharinadal es la leche fresca. De suministrarla se encargan unas 100 vacas de raza Maas-Rhine-IJsselvee (mrij) es una vieja raza roja y blanca tradicional holandésa, vacas que pastan en unas 20 hectáreas de hierba y trébol. Gracias a la leche fresca diaria, Catharinadal puede ofrecer la mejor garantía para ofrecer queso fresco, helados y productos lácteos. Elaboran el queso como se hacía hace 500 años en el Kempen, un producto natural a partir de leche cruda que no contiene más aditivos que la sal.
El Blokje Gewassen Korst (cubo de corteza lavada) es un queso de leche cruda de vaca, que se hace siguiendo el ejemplo del famoso queso Herve. La corteza se lava con agua salada y cerveza Achel Trappist y esto le da su típico sabor y olor a flora roja.
Cada dos días, los quesos se humedecen y se frotan con una solución de salmuera con esta cerveza trapense. Esto es para limitar el crecimiento de moho y permitir que se desarrolle la bacteria roja, que le da a los quesos un olor, color y sabor específicos. El resto de la cerveza trapense es consumido por el quesero.
Su corteza, humeda y pegajosa es de color rojizo caramelo y olor picante y a levadura. La pasta de textura tierna, tiene sabor que puede ser desde dulce a potente y picante, según la maduración del queso.
El queso se comercializa como un bloque en forma de cubo de unos 100 g con una maduración de 6 a 14 semanas.
Si todos los quesos es importante consumirlos a temperatura ambiente, en este es imprescindible, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Una vez llevado a la temperatura adecuada, disfruté de este queso untando sobre una rebanada de pan tostado acompañado con almíbar o mermelada. En cocina, resulta ideal fundido encima de verduras frescas. Y por supuesto su llamativo aspecto rectangular y color rojo le harán destacar en una tabla de quesos.
El acompañamiento perfecto, obviamente, es una cerveza Achel Trappist con la que se ha lavado el queso, pero a falta de esta, otras cervezas trapenses servirán.