Bleu d’Albertville
Este queso lo elabora Fromage Mercier en Esserts-Blay, una población francesa situada en el departamento de Saboya, en la región Auvernia-Ródano-Alpes.
Fundada en 1971 por el Sr. Claude Mercier, la empresa Mercier actualmente opera dos granjas, una quesería y una bodega de maduración.
Una está situada a la entrada del valle de Tarentaise en Esserts Blay, donde verá varias vacas lecheras de las razas Tarine y Abondance para producir leche en el área del AOP Beaufort.
La otra granja se encuentra en el departamento de Isère, en la localidad de Courtenay. Su ganado está compuesto por vacas lecheras y animales criados únicamente para carne. La leche se transporta a la quesería Esserts Blay y se utiliza para producir quesos no AOP.
La quesería se encuentra en Esserts Blay y consta de dos partes bien diferenciadas. Una es para la producción del Beaufort, la otra produce el resto de los quesos (Meule de Savoie, Tomme de Savoie, Raclette de Savoie, Béret Savoyard, y este Bleu d’Albertville).
Hace tres años que Claude Mercier y su hijo Nicolas diseñaron este nuevo queso para gloria de Albertville, la ciudad en los Alpes donde se celebraron los Juegos Olímpicos de Invierno del año 1992.
El queso Bleu d’Albertville se elabora con leche cruda entera de vaca. Es un queso sin cocer ligeramente prensado. Tiene al menos un 45% de grasa. De forma cilíndrica, ligeramente deformada, tiene un diámetro aproximado de 200 mm y 80 mm de altura. Su peso es de unos 3 kg.
El sabor de este queso es ligeramente dulce y perfumado, tiene aromas a avellana y leche fresca y con una pasta densa y compacta, de color amarillo pálido y con profusas vetas de moho azul, que le dan un toque crujiente en boca.
Si todos los quesos es importante consumirlos a temperatura ambiente, en este es imprescindible, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Una vez llevado a la temperatura adecuada, su textura es suficientemente suave para untar en tostadas, pero a la vez suficiente desmenuzable para usar en ensaladas de verduras y también para acompañarlo con frutas frescas (peras o fresas) y frutos secos (nueces o avellanas). Es un elemento muy atractivo en una tabla de quesos. El Bleu d’Albertville se disfruta con un vino blanco de Saboya.